en ocasiones no damos cuerda al reloj en la dirección adecuada y con la potencia precisa. Llegar a tiempo no siempre equivale a llegar en hora o según los planes. Porque a veces, llegamos a tiempo cuando perdemos el autobús, cambiamos los planes en el último segundo o improvisamos un viaje solos
domingo, 4 de octubre de 2009
Darín y una flor en la solapa ¿se fijaron?
Los que me conocen lo saben bien. Me encanta el cine. Y me encanta ver buen cine y no soy nada agradecida para ver sólo lo que me echen. Me he entrenado con los mejores espectadores de cine -visionarios en muchos casos- y desde hace años me bebo la cartelera. Cada vez menos, por desgracia, porque donde ahora vivo no prodiga mucho que digamos lo de que la versión original esté por encima de modas o modismos. Y hace tiempo que no sé ver películas si no escucho la voz del actor, y choca quizá porque amo las voces de los locutores y dobladores y de hecho suelo enamorarme con facilidad de estos últimos. No es, por tanto, una cuestión de esnobismo. Son principios. Como hace tiempo que me gusta lo de construir historias, ver cine es tener ante mi ejemplos de lo que se puede hacer, de lo que funciona, y lo que jamás puede hacerse. No me valen los argumentos que se sacan de la manga algo que nunca te presentaron, porque sé lo que cuesta lograr crear motivos y puntos de giro reales. Hacía mucho que no aprendía con el cine, aunque una vez tuve un novio que me culturizaba todos los días y me enseñaba a ver la mujer pantera y destripar las de aristaráin... también batman. Estar delante de una buena película es difícil, porque crear, atar, e ir desmembrando las historias, para que las capas del ovillo vayan saliendo solas, como un parto natural bellísimo... No es fácil. Para los narradores de historias asistir a obras como "El secreto de tus ojos" es atender al puro arte y dejarse llevar por una magnífica parábola de perfección. Los planos, los detalles, los diálogos, la mezcla perfecta de tipos de trama que se engarzan como un engranaje perfecto. Esto es cine. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto desde la butaca. Quizá con Juno, con la última de los Coen, y más recientemente con Up y Malditos bastardos. Gracias cine. Gracias.
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2 comentarios:
Pues a mi me pasa exactamente igual, ejejeje. En Inglorious bastards, es ESENCIAL la vocalización y el acento de anglosajones y americanos!!!
Y sí, en lo del ovillo has acertado. Quizá es el ejemplo perfecto.
Para cuando vengas a barcelona quedamos, y te invito a los cines de la avenida Icaria. Además la zona es preciosa.
saludos Kay :)
Enric
PD: oh, de verdad, me alegro de leerte :)
Tesme moito que contar, kay. Como foi que aprendiches a fala-la língua, canto se baleiraron os teus horizontes composteláns e cando ves por estas rúas que sempre serán máis túas que miñas, polo sinxelo feito de que as coñecín en gran parte contigo. Sigo lendo. Gústasme cando te pos cinéfila, mira ti.
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